
Las bodas de aires bucólicos se imponen con más fuerza que nunca. Los toques con accesorios vintage, como elementos decorativos, las colman de romanticismo y de ciertos aires medievales. Si en los vestidos de novia el blanco sigue siendo el color imperecedero, los beige, color carne y rosa té se hacen un hueco para las novias más atrevidas.
Las mesas de los invitados rebosan de espigas, flores y frutas y las telas ricas y brocadas de las tapicerías, han dejado paso a tejidos de enorme sutileza